
Los súbditos de la Reina Roja, uno de los personajes de Alice Through the Looking Glass de Lewis Carroll, deben correr constantemente para mantenerse al día con su país, que está en perpetuo movimiento. Esta historia inspiró la llamada ‘hipótesis de la reina roja’ de la evolución, que establece que las especies deben evolucionar constantemente para mantener su estatus en el entorno en el que coevolucionan con otros seres vivos.
Ahora, investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria han descubierto algo parecido que ocurre en el baloncesto, después de ver cómo se clasificaron los equipos en 6.130 partidos de la NBA mientras el marcador cambiaba.
‘Muchos científicos piensan que es un deporte aleatorio (gobernado por una distribución de probabilidad de Poisson), pero la realidad es mucho más compleja, como en los sistemas naturales’, explica Yves de Saá Guerra, autor del estudio, publicado en ‘International Journal of Heat. y Tecnología.
Los resultados muestran que los equipos de baloncesto pueden verse como sistemas autoorganizados porque tienden a favorecer el flujo de juego (un conjunto de acciones en un momento y lugar determinados) cuando funcionan, o se detienen para crear otro si es necesario. , aunque este proceso es imprevisible.
Ante un problema, cada equipo, considerado un sistema, puede aportar diversas soluciones viables. Por ejemplo, en vez de pasar la pelota a un jugador, puedes pasarla a otro, o disparar, o bloquear, o crear espacio, o incluso realizar múltiples tareas. El desarrollo del propio juego fomenta la creatividad del equipo.
“Todos estos procesos se producen simultáneamente y continuamente durante el juego; De hecho, esta capacidad de crear nuevos comportamientos dentro de los equipos hace que estos deportes sean muy atractivos para aficionados y medios de comunicación”, afirma De Saá Guerra.
Todo el mundo se marchó al último momento
La autoorganización de los equipos puede subrayarse en cualquier momento del partido, pero es en los últimos minutos cuando se manifiesta con más fuerza, sobre todo en los partidos más equilibrados. ‘Durante estos últimos 60 segundos, el juego es completamente caótico, pero en el sentido científico de la palabra: parece aleatorio, sin sentido, aunque no lo es ‘, explica De Saá Guerra, apuntando el parecido de la hipótesis de la Reina Roja. en la naturaleza. y el hecho de que ambos equipos intentaron mantener su ventaja durante todo el partido para llegar al último minuto crucial.
Por ejemplo, en un sistema depredador-presa o en un entorno natural cambiante con recursos limitados, las especies evolucionan en una carrera armamentística adaptativa. Luchan constantemente al más alto nivel por sobrevivir, no por conseguir la victoria. En estos casos, una pequeña ventaja adaptativa puede significar mucho.
‘De igual modo, los equipos de baloncesto deben luchar mucho para llegar al último minuto, y cualquier ventaja, por pequeña que sea, puede ser crítica en este momento’, explica el científico. ‘No importa lo que se haya conseguido hasta ahora: cualquier fracaso, ventaja inicial, error, etc. puede determinar el resultado.
Los partidos más competitivos de la NBA se deciden en estos últimos 60 segundos, con las faltas jugando un papel importante (94,02% de los puntos anotados en este período). Aquí, la cooperación, la comunicación mutua, el apoyo mutuo, las estrategias de juego o, dicho de otra forma: la autoorganización entre los elementos del sistema puede ser lo más importante.
Como en los sistemas naturales, los equipos que mejor se adapten a una determinada circunstancia tendrán más posibilidades de ganar. Este fenómeno también puede entenderse desde una perspectiva más filosófica, donde lo importante es el grupo, no el ego. Tal y como dijo el exentrenador de los Chicago Bulls Phil Jackson, ‘el baloncesto soy yo para nosotros’, se trata de colaborar y mejorar sin reciprocidad, sin esperar nada personalmente a cambio, solo por el bien del equipo.

Michael Montero es especialista en Astronomía, cuenta con años de experiencia en observatorios y está especializado en avistamiento a media distancia. También ha preparado a algunos grupos de iniciados en astronomía. Una de sus aficiones más importantes es la observación de astros en la naturaleza, que practica cuando sus viajes y trabajo se lo permiten.