
Todas las estructuras creadas por los movimientos tectónicos y bajo la influencia de la gravedad se llaman deformaciones de la corteza terrestre. El movimiento de las placas provoca desplazamientos, levantamientos y hundimientos. Esto provoca tres tipos de deformación: fallo, plegamiento e inclinación.
Las fallas son fracturas que se producen en materiales rocosos a causa de los esfuerzos tectónicos de compresión. Este proceso es seguido por otro cambio llamado fase de expansión. Estos procesos crean bloques elevados llamados horsts o bloques sumergidos llamados grabens o fosas tectónicas.
Por su parte, la flexión también se produce por esfuerzos de compresión de origen tectónico. Se trata de deformaciones plásticas no fracturadas que se producen en las capas de las cuencas sedimentarias. Las zonas elevadas resultantes del plegamiento de los sedimentos se llaman anticlinales y las zonas deprimidas se llaman sinclinales.
Por último, la inclinación viene provocada por los movimientos tectónicos de estos bloques litosféricos que presentan cierta inclinación. Su movimiento provoca cambios en la corteza terrestre. Las grandes superficies continentales y oceánicas están alteradas.
Los cambios en la corteza terrestre crean estructuras de distintas dimensiones. Para medirlo, es necesario utilizar fracciones de un milímetro a cientos de kilómetros.

Michael Montero es especialista en Astronomía, cuenta con años de experiencia en observatorios y está especializado en avistamiento a media distancia. También ha preparado a algunos grupos de iniciados en astronomía. Una de sus aficiones más importantes es la observación de astros en la naturaleza, que practica cuando sus viajes y trabajo se lo permiten.